LA RANCHERA


Los orígenes de La Ranchera hay que buscarlos en la canción campirana del siglo XIX, pero no es hasta los años treinta que llega a cobrar mayor importancia al llegar los músicos autóctonos a la urbe en el contexto de los cambios sociopolíticos en la sociedad mexicana. Aunque las rancheras modernas tengan sus autores, los medios por los que se expresa se asemejan mucho a las composiciones populares líricas. Al fijarse en las letras de las canciones rancheras no se puede dejar de pensar en su origen popular; externamente los elementos que recuerdan las composiciones líricas son su brevedad, ritmo, uso de rimas, división estrófica y empleo de estribillo. Y no es solamente por su forma externa, sino también, por la temática y los motivos con los que trabaja. Las voces de los más conocidos y apreciados compositores y cantantes como Javier Solís, Pedro Infante, Jorge Negrete o José Alfredo Jiménez cantan lo que le preocupa y alegra al hombre desde tiempos eternos: los amores y desamores, las obligaciones laborales y la situación económica, el qué dirán, y, no se nos olvide, la tortuosa relación del hombre con el alcohol.

La denominación ranchera proviene de la palabra rancho que en contexto mexicano significa una finca grande en el campo con latifundios adjuntos, que, parcialmente, se inspira en los cortijos andaluces. La ranchera representa uno de los más señalados géneros de la música mexicana de raíz popular. Sus orígenes datan del siglo XIX cuando evoluciona de la tradicional música campirana cobrando fuerzas especialmente tras la Revolución Mexicana. Logró su fama en Latinoamérica gracias a los grupos de mariachis, cuya tradición floreció en el siglo XX, y a la influyente industria cinematográfica. El cine mexicano, que en las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta vivió su etapa de auge, se aprovechó de las melodías y letras enganchadoras de estas composiciones y las usó para imprimir a las escenas un espíritu “típicamente mexicano y rural.”

La ranchera llegó a constituir un género musical independiente, con sus características dadas y una tradición instaurada entre la gente. Tiene un ritmo de ¾ semejante al vals y en la letra de las canciones encuentra inspiración en los sentimientos y los problemas cotidianos de la comunidad rural y urbana mexicana. En cuanto al aspecto formal, se trata de composiciones que siguen la métrica y los recursos propios de la poesía popular, o sea, emplean metros regulares con rima varia y regular. El verso predominante es octosílabo, aunque encontramos variantes. Usualmente, las canciones rancheras cuentan con un estribillo o un moto que se repite que lo ligan también a la herencia de la poesía popular. A nivel de figuras retóricas, en las letras de las rancheras son empleadas las más sencillas, como las repeticiones, contradicciones o metáforas elementales que igualmente conocemos de la lírica popular.





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